Lluvias en Piura 2017
RADIOGRAFIA DE CIUDAD
PIURA BAJO EL AGUA
Por: Cèsar Leigh B.
El periodo lluvioso se instaló en el norte del Perú y el Sur del Ecuador. Se nos avisó que una lengua de agua caliente de 986 millas de largo y de aproximadamente 280 millas de ancho, se ha formado por debajo de la latitud cero, a 2º de latitud del Hemisferio Sur y abarca desde el Sur de Ecuador hasta todo el norte del Perú, tanto así que se ha posicionado frente a nuestras costas con una temperatura de 29ºC. Es la fuente de calor de las lluvias diarias y las tormentas. Esta situación es más peligrosa que las denominadas ondas Kelvin porque no necesitan que lleguen sino, que está permanentemente allí; esto según el físico Manuel More, de la Universidad Nacional de Piura.
Además agregó que las lluvias cesarán hasta cuando desaparezca esta lengua de calor en el mar. Por ahora no es posible porque los vientos Alisios del Sur que lo enfrían han colapsado y priman los vientos del Oeste que nos traen las nubes y lluvias. Habrá treguas pero serán momentáneas, nos advierte.
Con esta explicación no solucionamos el problema, pero al menos sabemos que es latente y que debemos hacer algo para adecuarnos, pues las lluvias están aquí y son una necesidad. Los fenómenos naturales no son un problema, pero la falta de previsión y preparación de nuestra infraestructura y cultura ha generado el caos. Persistan o no las precipitaciones, la naturaleza nos dice que es una zona lluviosa en este periodo y nos advierte que se está limpiando, no sigamos ensuciando.
Además agregó que las lluvias cesarán hasta cuando desaparezca esta lengua de calor en el mar. Por ahora no es posible porque los vientos Alisios del Sur que lo enfrían han colapsado y priman los vientos del Oeste que nos traen las nubes y lluvias. Habrá treguas pero serán momentáneas, nos advierte.
Con esta explicación no solucionamos el problema, pero al menos sabemos que es latente y que debemos hacer algo para adecuarnos, pues las lluvias están aquí y son una necesidad. Los fenómenos naturales no son un problema, pero la falta de previsión y preparación de nuestra infraestructura y cultura ha generado el caos. Persistan o no las precipitaciones, la naturaleza nos dice que es una zona lluviosa en este periodo y nos advierte que se está limpiando, no sigamos ensuciando.
HISTORIA
Desde tiempos remotos se sabe que el río Piura es un brazo que se desprendió del Río Chira, formando lo que llaman un río “ciego”, es decir que no tiene salida al mar. En estaciones de lluvia un afluente salía cual quebrada, por lo que hoy es el cuarto puente, pasaba por lo que es el Jr. Huallaga en Santa Isabel y Pachitea, bajaba por el Club Grau, Av. Sullana y el parque infantil –ya que es una zona que está por debajo del nivel del mismo río-, hasta desembocar en la zona de Coscomba –Los Polvorines- donde no deberían habitar personas. Por ello son zonas vulnerables en tiempo de lluvias. Esto debería ser un “canal vía” que inicie en el Cuarto puente y siga su recorrido hasta Los Polvorines, pues es su cauce natural y aliviaría mucho la descarga de agua, la que se podría represar para días futuros. El problema es ¿quién tendría el valor de hacerlo cómo autoridad?
En fin, esto pasa cada vez que llueve y en los puntos donde se sabe que existen quebradas en la ciudad; pero la falta de criterio y regulación ha permitido que personas vivan donde la lluvia forma pasos de agua, y como dijimos antes, siempre buscarán su cauce natural. Por eso cuando las personas asentadas en estas zonas, depresivas por naturaleza, pregunten qué podemos hacer, lo mejor es decirles: “aprendan a nadar”.
Otro punto interesante y sorprendente de creer son el tipo de construcciones en Piura las que según el arquitecto Jorge Lastreto, no se han hecho siguiendo los principios de “arquitectura de contexto”. “Los maestros constructores de antaño, no tenían maestrías, ni doctorados, pero siempre respetaban el orden natural y se adecuaban a éste cuando construían, es decir, eran lógicos, sin perder el buen gusto y de ahí que sus edificaciones eran frescas muy resistentes al clima de la zona”, puntualizó.
Si comparamos por ejemplo las construcciones antiguas con las modernas, verán como resisten mucho mejor y a la vez protegen a los conciudadanos, -sólo un terremoto muy fuerte podría destruirlas- basta ver cómo la catedral de Piura resiste con sus techos a “dos aguas” las lluvias de manera perfecta, y la casona Grau con sus alerones protege del sol y la lluvia a los transeúntes. En la actualidad sufren muchas casas de techos aligerados con agua empozada y que además no han sido pensadas para cuidar a los demás y menos para resistir una fuerte lluvia. Lo mismo sucede con los caminos y toda la conectividad en general –desagües, aceras, calzadas y carreteras-, pues el clima es bondadoso si te adaptas a él y terrible si no cumples.
En este contexto la región recibe nuevamente este nuevo periodo pluvial, y como era de esperarse, de gran impacto, pues hubo una ausencia el año anterior. El agro y las ciudades deberían estar agradecidos, pues estas lluvias aseguran agua para las cosechas y la población en los años venideros; las ciudades se reverdecen y la vida en si florece. Lamentablemente, desde el último niño de 1998 hasta la fecha no se han tomado medidas necesarias para mejorar los accesos que unen a las poblaciones de la región. No se han hecho cunetas pluviales al costado de todas las pistas; con decirles que aún los jardines se riegan con cisterna, en vez de un sistema de irrigación urbana para áreas verdes, y esto no es de hoy; algunas autoridades dicen que es imposible, hacer un sistema de drenaje pluvial por lo costoso del proyecto…
Han tenido casi 20 años para esto, sin llegar a acuerdo alguno, y en vez de trabajar concienzudamente por sus coterráneos, se pasan cada 4 años entre dimes y diretes debido a la corrupción, mientras viven con sus sueldos pagados por nosotros -los ciudadanos-, y que año tras año se nos exige el pago de tributos prediales, circulación vehicular, de peajes y de otros servicios injustificados, como si en realidad brindarán lo que nos cobran. “Me cobran áreas verdes y ornato, pistas y veredas, y como voy a pagar por algo que no me dan”, exige el Sr. Julio Villalta, vecino de Santa Isabel –Piura-.
Por ejemplo en Guayaquil el 85% de lo recaudado por la municipalidad es para obras, y el 15% en gasto corriente, por ello cada vez vemos que la ciudad portuaria ecuatoriana avanza sin parar. Acá es al revés, y han pasado ya tres periodos gubernamentales y sólo roban al tener tanta gente trabajando en los municipios y despachos del estado, lo que genera poco dinero a generar desarrollo. Esto debe cambiar, tenemos tres municipios para una ciudad tan pequeña, eso incrementa el presupuesto en personal que mas bien debería invertirse en obras de envergadura para el desarrollo.
Desde tiempos remotos se sabe que el río Piura es un brazo que se desprendió del Río Chira, formando lo que llaman un río “ciego”, es decir que no tiene salida al mar. En estaciones de lluvia un afluente salía cual quebrada, por lo que hoy es el cuarto puente, pasaba por lo que es el Jr. Huallaga en Santa Isabel y Pachitea, bajaba por el Club Grau, Av. Sullana y el parque infantil –ya que es una zona que está por debajo del nivel del mismo río-, hasta desembocar en la zona de Coscomba –Los Polvorines- donde no deberían habitar personas. Por ello son zonas vulnerables en tiempo de lluvias. Esto debería ser un “canal vía” que inicie en el Cuarto puente y siga su recorrido hasta Los Polvorines, pues es su cauce natural y aliviaría mucho la descarga de agua, la que se podría represar para días futuros. El problema es ¿quién tendría el valor de hacerlo cómo autoridad?
En fin, esto pasa cada vez que llueve y en los puntos donde se sabe que existen quebradas en la ciudad; pero la falta de criterio y regulación ha permitido que personas vivan donde la lluvia forma pasos de agua, y como dijimos antes, siempre buscarán su cauce natural. Por eso cuando las personas asentadas en estas zonas, depresivas por naturaleza, pregunten qué podemos hacer, lo mejor es decirles: “aprendan a nadar”.
Otro punto interesante y sorprendente de creer son el tipo de construcciones en Piura las que según el arquitecto Jorge Lastreto, no se han hecho siguiendo los principios de “arquitectura de contexto”. “Los maestros constructores de antaño, no tenían maestrías, ni doctorados, pero siempre respetaban el orden natural y se adecuaban a éste cuando construían, es decir, eran lógicos, sin perder el buen gusto y de ahí que sus edificaciones eran frescas muy resistentes al clima de la zona”, puntualizó.
Si comparamos por ejemplo las construcciones antiguas con las modernas, verán como resisten mucho mejor y a la vez protegen a los conciudadanos, -sólo un terremoto muy fuerte podría destruirlas- basta ver cómo la catedral de Piura resiste con sus techos a “dos aguas” las lluvias de manera perfecta, y la casona Grau con sus alerones protege del sol y la lluvia a los transeúntes. En la actualidad sufren muchas casas de techos aligerados con agua empozada y que además no han sido pensadas para cuidar a los demás y menos para resistir una fuerte lluvia. Lo mismo sucede con los caminos y toda la conectividad en general –desagües, aceras, calzadas y carreteras-, pues el clima es bondadoso si te adaptas a él y terrible si no cumples.
En este contexto la región recibe nuevamente este nuevo periodo pluvial, y como era de esperarse, de gran impacto, pues hubo una ausencia el año anterior. El agro y las ciudades deberían estar agradecidos, pues estas lluvias aseguran agua para las cosechas y la población en los años venideros; las ciudades se reverdecen y la vida en si florece. Lamentablemente, desde el último niño de 1998 hasta la fecha no se han tomado medidas necesarias para mejorar los accesos que unen a las poblaciones de la región. No se han hecho cunetas pluviales al costado de todas las pistas; con decirles que aún los jardines se riegan con cisterna, en vez de un sistema de irrigación urbana para áreas verdes, y esto no es de hoy; algunas autoridades dicen que es imposible, hacer un sistema de drenaje pluvial por lo costoso del proyecto…
Han tenido casi 20 años para esto, sin llegar a acuerdo alguno, y en vez de trabajar concienzudamente por sus coterráneos, se pasan cada 4 años entre dimes y diretes debido a la corrupción, mientras viven con sus sueldos pagados por nosotros -los ciudadanos-, y que año tras año se nos exige el pago de tributos prediales, circulación vehicular, de peajes y de otros servicios injustificados, como si en realidad brindarán lo que nos cobran. “Me cobran áreas verdes y ornato, pistas y veredas, y como voy a pagar por algo que no me dan”, exige el Sr. Julio Villalta, vecino de Santa Isabel –Piura-.
Por ejemplo en Guayaquil el 85% de lo recaudado por la municipalidad es para obras, y el 15% en gasto corriente, por ello cada vez vemos que la ciudad portuaria ecuatoriana avanza sin parar. Acá es al revés, y han pasado ya tres periodos gubernamentales y sólo roban al tener tanta gente trabajando en los municipios y despachos del estado, lo que genera poco dinero a generar desarrollo. Esto debe cambiar, tenemos tres municipios para una ciudad tan pequeña, eso incrementa el presupuesto en personal que mas bien debería invertirse en obras de envergadura para el desarrollo.
PREVENCION
Supuestamente se invirtió cientos de millones en prevención, sin embargo nadie da razón a ciencia cierta cómo esas obras de limpieza a medias, costaron tanto. ¿Por qué se han sobre valorado las obras?, ¿quizá porque en nuestro país se permite que grupos exijan cupos en la construcción? ¿quizá porque no hay conciencia ciudadana en quien las realiza y juega con el dinero del pueblo?
Son muchas preguntas, pero sin respuesta alguna, aunque todos en el fondo sabemos que hay gato encerrado cuando obras como por ejemplo el mercado de Piura al año de inauguradas las pistas, ya estaba destrozadas, o el recientemente aperturado camino que une Santa María del Pinar con la Urb. Santa Margarita que en poquísimo tiempo está lleno de huecos… y así como esto casos hay muchos en toda la región.
¿Por qué no se denuncia de “robo”, si vemos que al año obras millonarias se deterioran?, ¿no hay un procurador serio que cuide los intereses del pueblo en vez de los intereses de unos cuantos? Ojalá que en la etapa de reconstrucción se hagan las cosas bien y no sea como ya muchos especulan: “Muchas de las autoridades se están afilando ya las uñas con el presupuesto para reconstrucción”. Ojalá se fiscalicen estas obras y se hagan en los tiempos precisos y de corazón, pensando en los demás.
Y esto no es todo, con estas lluvias, que pensábamos que ya no venían, nos viene a la cabeza una interrogante, hace tiempo que no tenemos un terremoto fuerte en Perú. ¿Será cuestión de prepararnos también?, la respuesta es Sí.
Supuestamente se invirtió cientos de millones en prevención, sin embargo nadie da razón a ciencia cierta cómo esas obras de limpieza a medias, costaron tanto. ¿Por qué se han sobre valorado las obras?, ¿quizá porque en nuestro país se permite que grupos exijan cupos en la construcción? ¿quizá porque no hay conciencia ciudadana en quien las realiza y juega con el dinero del pueblo?
Son muchas preguntas, pero sin respuesta alguna, aunque todos en el fondo sabemos que hay gato encerrado cuando obras como por ejemplo el mercado de Piura al año de inauguradas las pistas, ya estaba destrozadas, o el recientemente aperturado camino que une Santa María del Pinar con la Urb. Santa Margarita que en poquísimo tiempo está lleno de huecos… y así como esto casos hay muchos en toda la región.
¿Por qué no se denuncia de “robo”, si vemos que al año obras millonarias se deterioran?, ¿no hay un procurador serio que cuide los intereses del pueblo en vez de los intereses de unos cuantos? Ojalá que en la etapa de reconstrucción se hagan las cosas bien y no sea como ya muchos especulan: “Muchas de las autoridades se están afilando ya las uñas con el presupuesto para reconstrucción”. Ojalá se fiscalicen estas obras y se hagan en los tiempos precisos y de corazón, pensando en los demás.
Y esto no es todo, con estas lluvias, que pensábamos que ya no venían, nos viene a la cabeza una interrogante, hace tiempo que no tenemos un terremoto fuerte en Perú. ¿Será cuestión de prepararnos también?, la respuesta es Sí.
REALIDAD
Sólo basta visitar el mercado de Piura, para tener un reflejo acertado de la realidad de toda la ciudad. El mercado ya no tiene veredas por donde caminar, pues están llenas de ambulantes, y las pistas o están llenas de basura o también se han instalado puestos acortando el ancho de la calzada.
En las mismas calles las personas no usan las veredas y caminan por las pistas, ya sea porque son angostas, porque están llenas de ambulantes o porque algún mal vecino dejo desmonte de su construcción y/o lo que es peor: se acostumbraron al ver que las casas sin permiso o criterio se extendieron adueñándose de la acera.
Los mototaxistas y motolineales, muchas veces son menores de edad, o personas sin preparación en normas de tránsito, circulan por la ciudad sin regulación alguna, entran en contra de la vía, usan los pases peatonales, se estacionan donde se les da la gana e incluso se adueñan los paraderos sentándose en lo que está destinado para los usuarios del transporte público.
Los peatones cruzan en cualquier punto en vez de buscar las esquinas, peor aún se lanzan cuando el semáforo no lo indica; y menos utilizan los puentes peatonales en las avenidas de gran movimiento vehicular. Los taxistas no se orillan para recoger pasajeros, deteniendo así bruscamente todo el tránsito tras de ellos; es un caos, y lo peor de todo es que la población tampoco lo siente, pues nadie los instruyó en reglas cívicas y tampoco se les recuerda con leyes o autoridades que prevengan para que se cumplan y hoy con las lluvias y colapso de desagües en la zona la insalubridad se agranda.
Y esa palabra “Prevención”, ahorraría muchos problemas si se interioriza como un concepto que todos los ciudadanos deben manejar. “Es mejor prevenir que lamentar” reza un dicho popular. En vez de coaccionar a los ambulantes tirándoles sus productos al piso por no cumplir con la norma, se puede poner personal del serenazgo municipal en cada punto donde los ambulantes invaden y desde muy temprano prohibirles que se instalen.
Se podría poder señalética en las calles para que los policías puedan ceñirse a estas indicaciones para saber en qué dirección deben circular los vehículos y tener como sustentar su accionar en caso que alguien incumpla.
Se puede apreciar personas orinando en las paredes en plena calle, y hasta madres que hacen que sus hijas hagan sus “necesidades” en alguna esquina. Y pensar que es en ese lugar insalubre es donde se expenden la mayoría de los alimentos que los piuranos requerimos. Muy parecido a este panorama es la ciudad y con el colapso de los desagües por las lluvias genera más desolación y contaminación.
Son sólo algunos los policías que cuidan las calles, pues la mayoría caminan con el celular en la mano, o están parados conversando entre ellos, mientras en su cara, alguien orina en un árbol o bota basura en las aceras. Recuerdo que una vez, uno de ellos, a quien reclame en las inmediaciones de la Dirección regional de transportes me dijo: “esa no es mi función”. Me dio lástima saber que quienes nos cuidan sólo tienen formación paramilitar, pero que quizá no exista un filtro para reclutar buenos ciudadanos y no sólo entren por argolla.
El tránsito, ni hablar, pues las calles son tierra de nadie, tanto el mercado como en el centro la ciudad, sólo cuenta con policías cuando hay operativos de vehículos una vez al año, o a la llegada de autoridades de la capital, y sólo lo hacen en las avenidas principales de la ciudad; como si por las calles adyacentes -también sin señalización y llenas de huecos- no circularan ni vehículos, ni peatones. Creo que con solo ordenar con permanente control del tránsito de toda la ciudad, se daría un gran paso.
Sólo basta visitar el mercado de Piura, para tener un reflejo acertado de la realidad de toda la ciudad. El mercado ya no tiene veredas por donde caminar, pues están llenas de ambulantes, y las pistas o están llenas de basura o también se han instalado puestos acortando el ancho de la calzada.
En las mismas calles las personas no usan las veredas y caminan por las pistas, ya sea porque son angostas, porque están llenas de ambulantes o porque algún mal vecino dejo desmonte de su construcción y/o lo que es peor: se acostumbraron al ver que las casas sin permiso o criterio se extendieron adueñándose de la acera.
Los mototaxistas y motolineales, muchas veces son menores de edad, o personas sin preparación en normas de tránsito, circulan por la ciudad sin regulación alguna, entran en contra de la vía, usan los pases peatonales, se estacionan donde se les da la gana e incluso se adueñan los paraderos sentándose en lo que está destinado para los usuarios del transporte público.
Los peatones cruzan en cualquier punto en vez de buscar las esquinas, peor aún se lanzan cuando el semáforo no lo indica; y menos utilizan los puentes peatonales en las avenidas de gran movimiento vehicular. Los taxistas no se orillan para recoger pasajeros, deteniendo así bruscamente todo el tránsito tras de ellos; es un caos, y lo peor de todo es que la población tampoco lo siente, pues nadie los instruyó en reglas cívicas y tampoco se les recuerda con leyes o autoridades que prevengan para que se cumplan y hoy con las lluvias y colapso de desagües en la zona la insalubridad se agranda.
Y esa palabra “Prevención”, ahorraría muchos problemas si se interioriza como un concepto que todos los ciudadanos deben manejar. “Es mejor prevenir que lamentar” reza un dicho popular. En vez de coaccionar a los ambulantes tirándoles sus productos al piso por no cumplir con la norma, se puede poner personal del serenazgo municipal en cada punto donde los ambulantes invaden y desde muy temprano prohibirles que se instalen.
Se podría poder señalética en las calles para que los policías puedan ceñirse a estas indicaciones para saber en qué dirección deben circular los vehículos y tener como sustentar su accionar en caso que alguien incumpla.
Se puede apreciar personas orinando en las paredes en plena calle, y hasta madres que hacen que sus hijas hagan sus “necesidades” en alguna esquina. Y pensar que es en ese lugar insalubre es donde se expenden la mayoría de los alimentos que los piuranos requerimos. Muy parecido a este panorama es la ciudad y con el colapso de los desagües por las lluvias genera más desolación y contaminación.
Son sólo algunos los policías que cuidan las calles, pues la mayoría caminan con el celular en la mano, o están parados conversando entre ellos, mientras en su cara, alguien orina en un árbol o bota basura en las aceras. Recuerdo que una vez, uno de ellos, a quien reclame en las inmediaciones de la Dirección regional de transportes me dijo: “esa no es mi función”. Me dio lástima saber que quienes nos cuidan sólo tienen formación paramilitar, pero que quizá no exista un filtro para reclutar buenos ciudadanos y no sólo entren por argolla.
El tránsito, ni hablar, pues las calles son tierra de nadie, tanto el mercado como en el centro la ciudad, sólo cuenta con policías cuando hay operativos de vehículos una vez al año, o a la llegada de autoridades de la capital, y sólo lo hacen en las avenidas principales de la ciudad; como si por las calles adyacentes -también sin señalización y llenas de huecos- no circularan ni vehículos, ni peatones. Creo que con solo ordenar con permanente control del tránsito de toda la ciudad, se daría un gran paso.
ORIGENES
Cuando éramos niños, allá por los años 80´s, los profesores al ingresar nos hacían lavarnos las manos, rezar, cantar el himno, es decir los deberes y luego recién comenzábamos con la educación que son los derechos. Al irnos, se nos exigía dejar las carpetas ordenadas como las encontramos. Es decir, nos enseñaron que los derechos eran un premio por realizar bien nuestros deberes. En nuestra actual sociedad tenemos muchos derechos y ni sabemos que son deberes.
Para haber llegado a este momento, hemos contribuido a diario con nuestras pésimas costumbres, y desidia ante una población que reclama a gritos liderazgo y orden, pero cuando alguien se lo propone, gritan y se rasgan las vestiduras, al punto que preferimos vivir en zozobra, entre suciedad, desorden, corrupción y desamor propio; un caldo de cultivo donde sólo el más “criollo” o más “vivo” es el que prevalece, y lo peor sucede cuando toda la población se “aviva” y ya nadie respeta ni se interesa por el otro. Es de aquí de donde provienen la mayoría de nuestras autoridades y funcionarios públicos, fueron forjados en familias con poco o casi nada de valores cívicos, por ellos nuestra ciudad es como es.
Un lugar donde los que delinquen en todas las esferas viven un sub-mundo donde no hay prevención y menos castigo para el que hace el mal, generando esta terrible impunidad en la que el que hace daño no recibe una sanción, pues “reina” un Poder Judicial ciego, un “poder” que muchas veces premia al que tiene como pagar y hunde al que no. O lo peor aún, no lo juzga muchas veces, “es que fue un robo menor dicen” o “hay incongruencia en las declaraciones” y así evitan el papeleo, total a los fiscales igual les pagan a fin de mes, nos cuenta un oficial que atrapa siempre al mismo carterista y se frustra cuando ve que lo sueltan. Y si un delincuente cae al fin, el sistema no se busca reformarlo, sino que lo llevan a una “cárcel hotel”, una suerte de centro de acopio de delincuentes, donde ni siquiera se les exige trabajos forzados o una actividad que resane el daño causado a la sociedad. Más bien aprenden todos los vicios que la ociosidad genera.
Ociosidad que hasta se palpa cuando se desea ayudar. Fuimos a una calle en Castilla para ayudar y nos dimos con la sorpresa que llevaban 3 días inundados, pero al llegar los encontramos tomando cerveza y al vernos nos comunicaron que necesitaban evacuar el agua, eran muchas familias. Les reclamamos por su inactividad y propusimos que entre todos podían comprar y pagar una motobomba pequeña barata de 650.00 soles, nosotros pondríamos la otra mitad. No lo hicieron, querían que nosotros lo hagamos y les brindemos el servicio. Hoy domingo mientras una gran cantidad de personas hacían obras de prevención para salvaguardar sus viviendas, otra gran cantidad se la pasaron libando alcohol en la vía pública, y serán los que nuevamente se quejen cuando llueva. Todos quieren que les den, pero nadie quiere dar... Un cuento de nunca acabar.
Cuando éramos niños, allá por los años 80´s, los profesores al ingresar nos hacían lavarnos las manos, rezar, cantar el himno, es decir los deberes y luego recién comenzábamos con la educación que son los derechos. Al irnos, se nos exigía dejar las carpetas ordenadas como las encontramos. Es decir, nos enseñaron que los derechos eran un premio por realizar bien nuestros deberes. En nuestra actual sociedad tenemos muchos derechos y ni sabemos que son deberes.
Para haber llegado a este momento, hemos contribuido a diario con nuestras pésimas costumbres, y desidia ante una población que reclama a gritos liderazgo y orden, pero cuando alguien se lo propone, gritan y se rasgan las vestiduras, al punto que preferimos vivir en zozobra, entre suciedad, desorden, corrupción y desamor propio; un caldo de cultivo donde sólo el más “criollo” o más “vivo” es el que prevalece, y lo peor sucede cuando toda la población se “aviva” y ya nadie respeta ni se interesa por el otro. Es de aquí de donde provienen la mayoría de nuestras autoridades y funcionarios públicos, fueron forjados en familias con poco o casi nada de valores cívicos, por ellos nuestra ciudad es como es.
Un lugar donde los que delinquen en todas las esferas viven un sub-mundo donde no hay prevención y menos castigo para el que hace el mal, generando esta terrible impunidad en la que el que hace daño no recibe una sanción, pues “reina” un Poder Judicial ciego, un “poder” que muchas veces premia al que tiene como pagar y hunde al que no. O lo peor aún, no lo juzga muchas veces, “es que fue un robo menor dicen” o “hay incongruencia en las declaraciones” y así evitan el papeleo, total a los fiscales igual les pagan a fin de mes, nos cuenta un oficial que atrapa siempre al mismo carterista y se frustra cuando ve que lo sueltan. Y si un delincuente cae al fin, el sistema no se busca reformarlo, sino que lo llevan a una “cárcel hotel”, una suerte de centro de acopio de delincuentes, donde ni siquiera se les exige trabajos forzados o una actividad que resane el daño causado a la sociedad. Más bien aprenden todos los vicios que la ociosidad genera.
Ociosidad que hasta se palpa cuando se desea ayudar. Fuimos a una calle en Castilla para ayudar y nos dimos con la sorpresa que llevaban 3 días inundados, pero al llegar los encontramos tomando cerveza y al vernos nos comunicaron que necesitaban evacuar el agua, eran muchas familias. Les reclamamos por su inactividad y propusimos que entre todos podían comprar y pagar una motobomba pequeña barata de 650.00 soles, nosotros pondríamos la otra mitad. No lo hicieron, querían que nosotros lo hagamos y les brindemos el servicio. Hoy domingo mientras una gran cantidad de personas hacían obras de prevención para salvaguardar sus viviendas, otra gran cantidad se la pasaron libando alcohol en la vía pública, y serán los que nuevamente se quejen cuando llueva. Todos quieren que les den, pero nadie quiere dar... Un cuento de nunca acabar.
RECONSTRUCCION
Existen muchas ciudades en nuestro país y el extranjero donde llueve continuamente, incluso más que en Piura. A pesar de esto el desarrollo no se detiene, no se espera a que pase el periodo lluvioso, sino que se construye y se aprovecha cada instante para crear puentes sobre ríos más caudalosos, y caminos con cunetas y desagüe pluvial. Creo que nuestros ingenieros son capaces, y si por a o b no lo son, es momento de pedir ayuda externa que nos guíen en el proceso de reconstrucción de manera acertada y sobretodo constante. No esperemos más, la población requiere sentir que el estado no se ha olvidado de ellos, darle vida a las fronteras así como viabilidad que es lo que necesitan para solas surgir.
La anhelada reconstrucción debe ser desde 0, sino será siempre los mismo, y esperamos que no sea una oportunidad para que los corruptos nuevamente se llenen los bolsillos, sino una oportunidad para hacer las cosas bien, pensando que esas carreteras, que esta infraestructura las usaremos todos para en cada ciudad se levante una nueva generación de personas que vean al Perú y a todo el mundo como un lugar bendecido por la naturaleza y de la mano de ella lograr crecer. Y ya saben Municipio e instituciones a generar buenas obras y brindar buenos servicios para que puedan cobrar tributos, así como cumplir también con lo tanto exigen.
Si algún lector no es piurano, tiene la oportunidad de iniciar un proceso de prevenir para que su ciudad no quede como las nuestras que cuando llegan las donaciones las autoridades tampoco pueden organizarse para distribuirlas.
Este es momento de reubicarlos y generar espacios planificados para ellos en zonas no inundables. Nunca más permiter expansión urbana sin planificación y sin estructura apropiada de acuerdo al contexto.
Existen muchas ciudades en nuestro país y el extranjero donde llueve continuamente, incluso más que en Piura. A pesar de esto el desarrollo no se detiene, no se espera a que pase el periodo lluvioso, sino que se construye y se aprovecha cada instante para crear puentes sobre ríos más caudalosos, y caminos con cunetas y desagüe pluvial. Creo que nuestros ingenieros son capaces, y si por a o b no lo son, es momento de pedir ayuda externa que nos guíen en el proceso de reconstrucción de manera acertada y sobretodo constante. No esperemos más, la población requiere sentir que el estado no se ha olvidado de ellos, darle vida a las fronteras así como viabilidad que es lo que necesitan para solas surgir.
La anhelada reconstrucción debe ser desde 0, sino será siempre los mismo, y esperamos que no sea una oportunidad para que los corruptos nuevamente se llenen los bolsillos, sino una oportunidad para hacer las cosas bien, pensando que esas carreteras, que esta infraestructura las usaremos todos para en cada ciudad se levante una nueva generación de personas que vean al Perú y a todo el mundo como un lugar bendecido por la naturaleza y de la mano de ella lograr crecer. Y ya saben Municipio e instituciones a generar buenas obras y brindar buenos servicios para que puedan cobrar tributos, así como cumplir también con lo tanto exigen.
Si algún lector no es piurano, tiene la oportunidad de iniciar un proceso de prevenir para que su ciudad no quede como las nuestras que cuando llegan las donaciones las autoridades tampoco pueden organizarse para distribuirlas.
Este es momento de reubicarlos y generar espacios planificados para ellos en zonas no inundables. Nunca más permiter expansión urbana sin planificación y sin estructura apropiada de acuerdo al contexto.
Piura es un destino estratégico y un pase de entrada al Perú, está región tiene mucho que ofrecer al mundo, por eso el desarrollo y la historia de la primera zona fundada en el País no puede detenerse. Manos a la obra que si tenemos fuerza!!!






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